30/3/09

Sólo los muertos pueden resucitar a los 190 días (a propósito de este instante)

A fuera, alguien dice: “¡No mames güey!” -empezando con un tono muy agudo, como si el que hablara se desplazara a gran velocidad, pero sólo camina, acompañado de risas que él no emite; el cambio de tono significa algo más que los puros signos fonéticos no pueden decir. La voz se ahoga, sin embargo, la risa no se sostiene… se acerca un camión con “música” dominada por tonos agudos, casi metálicos, y una voz que sobre sale: “Eeeeel pan… cuAAtro, cuAAtro piezas, por sólo 10 pesos… un suuper pan, por un suuuuper precio ”. Yo escribía [fragmento del subcapítulo 4.1 “La formación conceptual”, en el capítulo 4 “Prótesis” en: “Una prótesis programática, la Prótesis y la comprensión del arte”]: “Esa posibilidad, entonces, de transferir una palabra, en cuanto rótulo de un concepto que aparece como signifi…” Pensé… la verdad es que no tengo ni puta idea de qué fue lo que pensé, bueno, no en ese instante justo… de hecho, ahora me pregunto, ¿qué abarca un instante? Es una palabra que no significa ninguna medida, los instantes están hechos de instantes. La vida está hecha de instante, como una unidad cualquiera en la que una persona fracciona su existencia, intenta darle sentido a un flujo de algo que no se sostiene en ningún lugar ni, evidentemente, en ningún momento, pero sucede. “El instante de mi pie descalzo sobre una banqueta húmeda, el instante que te miré, para que al instante que me vieras yo dejara de hacerlo, el instante que contiene esos instantes, un sólo parpadeo o un beso que en nuestros cortadores isócronos del transcurrir marca 30 minutos”… pensarán en la fotografía: “la captura de un instante”… ¿Pero no pasa más bien que el fotógrafo des-instantaniza la existencia, como una operación quirúrgica, maquínico-digital ahora, hace una diéresis (un corte) en el tiempo, una exéresis (una extracción) del tiempo, para separarlo en un papel sensible en el que lo sintetiza (lo une)? Son por eso esos objetos seres extraños, la negación de nuestra experiencia que sólo atina a decir “instante”, como el síntoma de la incapacidad por definir el tiempo que nos abarca y atraviesa, más allá de balbuceos informes. El objeto fotográfico realizado, como lugar enajenado de la existencia, pesa algunas veces sobre la conciencia como un malestar o reproche persistente, pero también sobre el otro lado del espectro, como una droga hecha de nostalgia pura. “Toute nostalgie est un depassment du present” (Toda nostalgia es sobre pasar el presente. Cioran). Pero sólo hay presente y nosotros vivimos en las imágenes como los lugares en los que nos resguardamos de nuestra incomprensión, de nuestra incapacidad de asimilar el momento como un lugar inexistente que no deja de suceder y negarse.

Agua de rio seco

Todo lo que tengo es el presente,
hecho de las cosas de ayer,
pensadas para ser mañana.
El pasado siempre muerto,
el futuro nunca vivo,
los dos apelmazados en un sólo hoy.
Hoy, donde el mañana nunca llega
Y el ayer no se va nunca.
El presente es tragar saliva,
y escupir,
es echarse agua entre las manos
y ver cómo se escurre,
volver a hacerlo, y volver,
hasta el hartazgo.
El final siempre se acerca,
nunca llega ¡Nunca!
¿Viene de atrás, va hacia delante?...
nunca llega.

(Escrito en una servilleta manchada de capsut, se escucha lindo pero debo dejar de hacerlo, no es funcional y suelo perderlas)

Postdata (por si no se entendió el título): es por el abandono en que tengo el Blog.