26/2/10

Creo que esto es la prueba de que yo debería trabajar como ilustrador del libro baquero. Como sea.


14/2/10

Si el reproductor y la imagen no aparecen aquí abajo, oprima f5 repetidas veces. Si aún así no aparecen, oprima alt-f4, compre una pistola, y si me ve en la calle dispáreme.



I Dulces sueños

Nunca supo cuando se había vuelto demasiado tarde. Nunca se lo preguntó, simplemente siguió jugando.

Marco Márquez






Estoy solo en un cuarto de hotel. ¿Cómo es el vacío en una habitación? ¿Tiene ángulos rectos, un techo alto, olor a sábanas recién lavadas con las que otros se han cubierto? Me respira en la cara. Cuando traga, cuando me traga, hace sonidos como de una mujer masturbándose. No lo quiero, no lo quiero hoy. Quisiera marcar a servicio a la habitación y pedir que se lo llevaran… “sí, buenas noches, servicio a la habitación”, “…sí, podrían mandar a alguien a que se lleve el vacío de mi cuarto, por favor”, “…está usted pendejo”, “por favor”. Cuelgo. Sólo hay distancia, kilómetros entre tu cuerpo y mi cuerpo, muerte. Todo afuera está muerto. Hay algunas empleadas guapas en el hotel con las miradas más tristes de éste día, tazas vacías con restos de un café sublime de sabor mediocre. El vacío de esas tazas es redondo, pues no podría ser de otra forma, como el de la boca con una O, como el de la boca de una mujer dejando entrar el sexo de un hombre, donde el vacío aparece y desaparece alternativamente; quizá la boca de otro hombre. Debería conseguir una prostituta, no para tener sexo, el sexo es triste cuando sabe parecido a una taza de café estándar de un hotel de 5 estrellas. Con ella quisiera volverme artista. Ella diría, “cómo lo quieres”… yo diría, “no lo quiero, quiero que te sientes y me leas un cuento” –eres mi mingitorio montado en un pedestal viendo hacia el techo, mi rueda de bicicleta empotrada en un banco de una insipidez monstruosa, eres mi puta inservible, mi puta sin sexo, mi puta sin orgasmo. Te estoy deconstruyendo, enajenando para ver quien más eres tú, puta sin tus puterías, la biblia que sostiene el cojo sillón de mi sala. Te conviertes en mi obra de arte, en otro monumento anónimo olvidado en una habitación, erigido por la inutilidad del mundo. Y sin embargo pensamos que destruimos el universo, ella diciendo, “pero no sé leer bien… sólo estaré una hora por lo que pagaste”, yo diciendo “ok”. Mientras, las calles, que sin temor alguno caminé en la adolescencia a deshoras de la noche, se llenan de sangre, de gritos, de heridos y muertos, de cristales rotos que parecen estrellas en un firmamento rojo-oscuro y gris culero. En el futuro veré una foto en la que aparece un hombre muerto, tendido en la banqueta, los brazos extendidos, la vida se le salió de la cabeza y se hizo un charco de sangre que la lluvia no termina de lavar, un AR-15 mojado, una jardinera blanca, con galateas, salpicada de sangre rojo intenso, el registro de la bala que atravesó la cabeza de ese hombre. Me duermo, me quedo dormido mientras esa puta anulada, reducida al remedo de una madre muy joven de un hijo demasiado viejo, me lee un cuento. Duermo… me quedé dormido.


El teléfono suena, “sí..”, “buenos días señor, su despertador, son las 8:00”, “sí, gracias”. Me levanto, bostezo, me tallo los ojos, mi cartera no está… ¡mi cartera no está!, “puta, pinche puta”.

“Sí”, “señorita, se robaron mi cartera”, ”¿La tomaron de su habitación señor, cuando fue que pasó?”, pienso: “Pasó mientras una prostituta que contraté ayer me leía un cuento de Chejov y yo me quedaba dormido”…

Qué estoy haciendo, pendejo… tranquilízate. “No… creo que ya la vi… ¿disculpe, cada cuando cambian de turno los empleados?”, “Cada doce horas, a las nueve”, “Gracias, perdón por el malentendido.”

Tranquilízate, piensa. Voy a marcarle. Pasado mañana me estarán siguiendo, pasado mañana con suerte mi cuerpo sin vida, torturado seguramente, no estará tirado en algún baldío de un barrio miserable. Con lo mal que me caen los muertos de hambre. Muerto, con los muertos de hambre. No quiero tiempo. Voy a marcarle.

***


En la mano sudada el celular parece más pesado, como si apenas pudiera sostenerlo. Lo restriega contra su oreja hasta producir un leve dolor, se escuchan dos tonos, no responden, cinco tonos, no responden, seis tonos, la línea se abre. Un griterío, cómo de gente que estuviera celebrando un triunfo de la selección nacional.

–¡Qué pasó mi artista!, no quedamos que marcaría hasta que estuviera terminada la chamba -una voz raspada, arrastrada, alcoholizada, con un tono sarcástico, se hace oír entre el ruido.
–Perdí la llave –“me la robó una puta”, piensa.
–¡Estás pendejo! -la frase se corta con una risa casi ahogado.
–Debe ser, si no, no la habría perdido.
–Mira putito, no me vengas con tus comentarios pendejos. Se te contrató pa’ que hicieras un trabajo, ¿me entiendes?... Arréglalo. No vuelvas a marcar. Sabes que si las cosas no están para la fecha que se te dio te van tronar. Y ve rezando pinche ateo… que te encuentren ellos y no yo. Con la chinga que me vas parar, si yo te encuentro te boto la cabeza y te la meto en el culo, y mando tus pinches nalguitas desteñidas a casa de tu mami. Pa’ que le vayas pensando hijo.

Silencio. El olor a cuarto limpio le produce náuseas. Se queda agarrado del teléfono como si fuera lo único que los sostuviera de caer al vacío. Se prende la pantalla: “llamada finalizada 00:53”.

11/2/10

Más anuncios estilo Fecal.

En realidad esto no debía ser un anuncio, pero como soy re-pendejo me confundí de memoria y no tengo los archivos que se supone iba subir. Así que esto parece más el anuncio mentiroso de un político cualquiera. Sumado al anterior post, y otros más anteriores pero no menos reprochables, mi blog se reduce a un cúmulo de promesas seniles y jóvenes que no fueron y no serán cumplidas.

Pero vamos, celebro la ilusoria posibilidad del auto engaño. Esto se trata de anunciar algo que de menos será cumplido parcialmente. Comencé un cuento que probablemente no termine, pero del que prometo en los próximos días subir la primera parta (está en pedazos por aquello de que la gente ve muchas letras y le da pánico). Puesto que ya tengo los archivos, es poco probable que no cumpla esta promesa, salvo que en los próximos días suceda un cataclismo o que de pronto las manos de todos los hombres que habitan este mundo se conviertan en panuchos (no pregunten qué significa esta palabra. Claro, es una paronomasia de panocha, pero yo no pensé eso; cerdos).

Tampoco crean que hago esto por ustedes en particular, tampoco por mí en especial, para hacerme sentir bien por tener la posibilidad de cumplir una promesa por nimia que sea. No, señorus o señoris (me pregunto qué vocal podríamos utilizar para que fuera un morfema neutro), esto lo hago por todos nosotros, por mi compromiso antropológico. Lo hago para descubrir por fin que el psicodrama no funciona y porque siempre hay que sacar ventaja de todo, sí ¿no?, o ¿no?.

Bueno, si esto fuera a ser un libro esta sería la portada.