14/2/10

Si el reproductor y la imagen no aparecen aquí abajo, oprima f5 repetidas veces. Si aún así no aparecen, oprima alt-f4, compre una pistola, y si me ve en la calle dispáreme.



I Dulces sueños

Nunca supo cuando se había vuelto demasiado tarde. Nunca se lo preguntó, simplemente siguió jugando.

Marco Márquez






Estoy solo en un cuarto de hotel. ¿Cómo es el vacío en una habitación? ¿Tiene ángulos rectos, un techo alto, olor a sábanas recién lavadas con las que otros se han cubierto? Me respira en la cara. Cuando traga, cuando me traga, hace sonidos como de una mujer masturbándose. No lo quiero, no lo quiero hoy. Quisiera marcar a servicio a la habitación y pedir que se lo llevaran… “sí, buenas noches, servicio a la habitación”, “…sí, podrían mandar a alguien a que se lleve el vacío de mi cuarto, por favor”, “…está usted pendejo”, “por favor”. Cuelgo. Sólo hay distancia, kilómetros entre tu cuerpo y mi cuerpo, muerte. Todo afuera está muerto. Hay algunas empleadas guapas en el hotel con las miradas más tristes de éste día, tazas vacías con restos de un café sublime de sabor mediocre. El vacío de esas tazas es redondo, pues no podría ser de otra forma, como el de la boca con una O, como el de la boca de una mujer dejando entrar el sexo de un hombre, donde el vacío aparece y desaparece alternativamente; quizá la boca de otro hombre. Debería conseguir una prostituta, no para tener sexo, el sexo es triste cuando sabe parecido a una taza de café estándar de un hotel de 5 estrellas. Con ella quisiera volverme artista. Ella diría, “cómo lo quieres”… yo diría, “no lo quiero, quiero que te sientes y me leas un cuento” –eres mi mingitorio montado en un pedestal viendo hacia el techo, mi rueda de bicicleta empotrada en un banco de una insipidez monstruosa, eres mi puta inservible, mi puta sin sexo, mi puta sin orgasmo. Te estoy deconstruyendo, enajenando para ver quien más eres tú, puta sin tus puterías, la biblia que sostiene el cojo sillón de mi sala. Te conviertes en mi obra de arte, en otro monumento anónimo olvidado en una habitación, erigido por la inutilidad del mundo. Y sin embargo pensamos que destruimos el universo, ella diciendo, “pero no sé leer bien… sólo estaré una hora por lo que pagaste”, yo diciendo “ok”. Mientras, las calles, que sin temor alguno caminé en la adolescencia a deshoras de la noche, se llenan de sangre, de gritos, de heridos y muertos, de cristales rotos que parecen estrellas en un firmamento rojo-oscuro y gris culero. En el futuro veré una foto en la que aparece un hombre muerto, tendido en la banqueta, los brazos extendidos, la vida se le salió de la cabeza y se hizo un charco de sangre que la lluvia no termina de lavar, un AR-15 mojado, una jardinera blanca, con galateas, salpicada de sangre rojo intenso, el registro de la bala que atravesó la cabeza de ese hombre. Me duermo, me quedo dormido mientras esa puta anulada, reducida al remedo de una madre muy joven de un hijo demasiado viejo, me lee un cuento. Duermo… me quedé dormido.


El teléfono suena, “sí..”, “buenos días señor, su despertador, son las 8:00”, “sí, gracias”. Me levanto, bostezo, me tallo los ojos, mi cartera no está… ¡mi cartera no está!, “puta, pinche puta”.

“Sí”, “señorita, se robaron mi cartera”, ”¿La tomaron de su habitación señor, cuando fue que pasó?”, pienso: “Pasó mientras una prostituta que contraté ayer me leía un cuento de Chejov y yo me quedaba dormido”…

Qué estoy haciendo, pendejo… tranquilízate. “No… creo que ya la vi… ¿disculpe, cada cuando cambian de turno los empleados?”, “Cada doce horas, a las nueve”, “Gracias, perdón por el malentendido.”

Tranquilízate, piensa. Voy a marcarle. Pasado mañana me estarán siguiendo, pasado mañana con suerte mi cuerpo sin vida, torturado seguramente, no estará tirado en algún baldío de un barrio miserable. Con lo mal que me caen los muertos de hambre. Muerto, con los muertos de hambre. No quiero tiempo. Voy a marcarle.

***


En la mano sudada el celular parece más pesado, como si apenas pudiera sostenerlo. Lo restriega contra su oreja hasta producir un leve dolor, se escuchan dos tonos, no responden, cinco tonos, no responden, seis tonos, la línea se abre. Un griterío, cómo de gente que estuviera celebrando un triunfo de la selección nacional.

–¡Qué pasó mi artista!, no quedamos que marcaría hasta que estuviera terminada la chamba -una voz raspada, arrastrada, alcoholizada, con un tono sarcástico, se hace oír entre el ruido.
–Perdí la llave –“me la robó una puta”, piensa.
–¡Estás pendejo! -la frase se corta con una risa casi ahogado.
–Debe ser, si no, no la habría perdido.
–Mira putito, no me vengas con tus comentarios pendejos. Se te contrató pa’ que hicieras un trabajo, ¿me entiendes?... Arréglalo. No vuelvas a marcar. Sabes que si las cosas no están para la fecha que se te dio te van tronar. Y ve rezando pinche ateo… que te encuentren ellos y no yo. Con la chinga que me vas parar, si yo te encuentro te boto la cabeza y te la meto en el culo, y mando tus pinches nalguitas desteñidas a casa de tu mami. Pa’ que le vayas pensando hijo.

Silencio. El olor a cuarto limpio le produce náuseas. Se queda agarrado del teléfono como si fuera lo único que los sostuviera de caer al vacío. Se prende la pantalla: “llamada finalizada 00:53”.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Hola! Que tal tu San Valentin, bueno el cuento, pero no se ve la imagen y tampoco se escucha la musica, ademas aun no tenemos el link dela patito D!

Unknown dijo...

¡Hola! Bien eh. Para apoyar el actual programa de austeridad de nuestro gobierno, implementamos el programa "corte con su novia y peléese con sus amigos este 14 de febrero, no gaste más”. Desde luego esto se hizo pensando en los bolsillos de cada uno de los ciudadanos de este país, pues al no tener que gastar en regalos florales rojos de sabor chocolate ni desayunos, comidas o cenas, el esfuerzo se traduciría en dinero contante y sonante para los bolsillos cada quién… Bueno, la verdad es que yo nunca he tenido novia ni amigos, así que nunca he tenido que gastar en esas cosas, además como soy cristiano ortodoxo no creo en los santos. Ok, creo que me estoy volviendo mitómano, jajaja.

Sí se ve la imagen y se escucha el archivo de sonido, quizá estaba fallando el servidor, muy probablemente seguirá fallando. A veces basta con que cargue la página varias veces; presione f5, si no funciona presione alt-f4.

No entiendo cuál link dice.

¡Saludos!

°venganza dijo...

ja... Yo escribí el msj anterior. Un tal gregorio fantasma me está usurpando.

(+_+) ... dijo...

No me imagino minimamente a una prostituta leyendo a Vanka, alma de paloma ó la gaviota...
Tampoco un café estandar en un hotel de cinco estrellas...
El texto es autentico, describir el vacio no es tan fácil y lo lograste.
Recorde un poco de como somos los escritores ''autores de nuestro propio desastre'' --of Montreal-- y de cuanto gustamos de los extremos, un perfecto escenerio bello, la escena más triste y el abismo más profundo.

Agnes Milk dijo...

me gustó mucho, pero quiero que continué porque me surgieron dudas sobre la historia y m quede picada, me gusta la prostituta, me gusta el cafe y el hotel cinco estrellas, me gusta la amenaza... va contigo

°venganza dijo...

Señorita postmoderna: Sí, yo tampoco me lo imaginaba, bueno, hasta que lo escribí. La escena de la prostituta me parece que tiene cierta monstruosidad encantadora, como en un cuento de hadas, un cuento de hadas muy torcido pues, pero algo así. La taza de café, que no está muy fuerte, que no está muy bueno, tampoco malo, que sabe igual a todas horas y en todos los hoteles, eso es monstruosidad sola.
Y sí, somos exagerados, en el exceso, en la exageración de lo exagerado, incluso.

Agnes: Que bueno que le gustó, viniendo de usted lo tomaré como un cumplido. Y sí, la historia sigue, procuraré no dejarla a medias. Besos.