20/1/08

Terrorismo religioso-astrológico-metafísico-ciberespacial

En los millones de información que inciden en una cuenta de correo electrónico se encuentra aquella constituida por las cadenas. Cuyo género se halla dividido en diversísimas especies: las de apoyo comunitario, las del fraude descarado, las de chistes malos o buenos, las de los buenos sentimientos, las que servirán para salvar el mundo, las que generarán alguna insipiente conciencia social, las vulgares, las violentas, las falsas, las no escuchadas, las que están de más, las de alguna imagen o suceso espectacular; las que, en fin, simplemente viajan como detritos en las tuberías ciberespaciales desprovistas de todo olor como amenaza posible, señal de peligro, fétida premonición para desvelar el riesgo que se corre en abrirlas (alguna de las desventajas de nuestra cultura audiovisual, de la mirada escamoteada por los ojos pegados alas pantallas, de los oídos conectados a los altoparlantes).
De estas, están también las terrorista. Las que, ocultas tras una manto de “nada te cuesta”, “nada pierdes”, “no pasa nada”, se pavonean en nuestra bandeja de correo y circulan como la mierda en las cañerías, ahora des-cualificadas de algunas dimensiones estésicas. Están las de los lindos pensamientos filosóficos-orientales en las que te incitan a construir tu propio camino, a tomar las riendas de tu propia vida y, con nuevos bríos budístico-vegetarionos, dirigirte a mejores tierras plenas de abundancia y felicidad; acto seguido eres amenazado con años de mala suerte si no haces circular las amenazas, ese pequeño toque terrorista, sintomático a todo lo sobre natural. ¡Haced circular el terror de lo indesidible, dueños en potencia de su vida, únicos culpables de sus actos! Pequeña contradicción, supongo. Eres tú el dueño, lucha, y más y más “buenas-enseñanzas” de gurú de revista de caja de supermercado; para luego: "¡que siete años de mala suerte caigan sobre tu cabeza!" y más, y más, si no te sometes a hacer circular estos buenos sentimientos y buenísimos pensamientos. ¿Es que somos tan idiotas?..
En domingo la gente hace fila para devorar el cuerpo de cristo, luego de defecar en los excusados acústicos de los sacerdotes... que la palabra te salve, la confesión cura, habla, vomita, escupe, los oídos son alcantarillas, de sacerdote o de psicólogo...Y ya, no quiero ponerme violento. Pero son estas cosas, pequeñas, irrisorias, esas de “no pasa nada”, “nada te cuesta”... sólo las amenazas con años de mala suerte, o, peor, te morirás, te quedaras sin trabajo, algo le pasará a tu familia.. pero sigue, ve, que esta virgencita es buenísima, toda bondad, caridad... pero si no la haces circular, te saldrán hemorroides... Son esas pequeñas cosas, las que, en un sentido ético, no se distinguen de poner una bomba en un supermercado; tienen esa misma forma, se siguen valiendo del terror, del miedo.
Si es que somos tan burdos, tan elementales, de menos concibamos mitos útiles: 100 años de mala suerte para el que viole un niño, 100 para el que abuse de una mujer, para el que abuse de un hombre, 5 si le das una mordida al poli, 10 por quedarte callado frente a alguna injusticia, 100 más si por tu mente pasó el pensamiento de “no es a mi: yo no soy mujer, yo no soy niño, yo no soy campesino, yo no soy indígena, etc.”.
Se escucha todo esto tan simple y tan infantil. Ojalá las cosas fueran tan simples. De acá no se teme a veces ni el infierno, ni perder el paraíso; sólo de vez en vez hay un “más vale”, “no vaya a ser”. Del otro lado del mundo la gente se hace explotar, se dispara, se persigue, se amenaza, hace nacer el terror, lo siembra, lo cosecha... nosotros lo recibimos en recaditos electrónicos (“sí, mejor lo reenvío, no vaya a ser”), crece subrepticiamente en nuestra mente, nos satura livianamente (como esa pequeña sensación, trago saliva, cuando de pronto decimos “a la verga con Dios”, temiendo que un rayo nos caiga en la cabeza, venido directo desde el cielo, puro y tremendamente cálido, hasta el punto de la fundición corporal).

En fin... a la mierda con el terrorismo, vístase como se vista.

1 comentario:

Jen dijo...

yo nunca reenvío y casi nunca las abro. Gracias por la visita, te leeré.